Mario García Priego |
10/11/2019
¿Qué
es votar? ¿Para qué sirve? ¿De verdad es necesario? Eso parece preguntarse
Sergio. Este informático de 42 años suele descansar los domingos. Pero hoy no.
Hoy le ha tocado presidir la mesa electoral. Como diría Tony Montana, tiene
cara de no haber hecho el amor en un año. Apunta, con un boli Bic en su mano izquierda, el nombre
completo y el DNI de los tropecientos que vienen hoy a votar. Reconoce que ya
casi se le había olvidado escribir.
Elecciones Generales del 10N en España |
La
cortinilla se abre como las puertas de un saloon
del lejano oeste. Como si de dos revólveres se tratara, se vislumbran los
dos sobres entre las manos de Miguel Ángel. El blanco en la derecha y el sepia
en la izquierda. Daniela, su sobrina, lo observa expectante oliendo a Nenuco.
No han venido a buena hora. Hay demasiada gente. Miguel Ángel no es Manolo
García, pero sí el último de la fila. Toca esperar. Daniela está desesperada.
Quiere que su tío la lleve a casa a ver los dibujos. A ella no le interesan las
elecciones, pero seguro que su tío ha votado más veces al presidente del
Gobierno que ella al delegado de la clase.
Parece
que todo el mundo se pone de acuerdo para llegar a la hora del café. A ver si
les va a sentar mal la comida… Rosa, que parece haber salido de casa con el
pijama puesto, todavía no se ha decidido. Con el viento que hace, como no se dé
prisa, lo mismo se le vuelan las papeletas. Lleva como quince minutos
observando las distintas opciones antes de meterse en la cabina. No es la
primera vez que vota, pero alega, con cierto retintín, que “cada vez lo ponen
más difícil”.
—A las 9 veremos qué pasa.
Así es. A las 9 comienza el Betis-Sevilla, lo único que
parece importarle en el día de hoy a Paco. Este jubilado, viudo y de 77 años,
con un chivato de caña en la mano derecha y la correa roja de su perra en la
izquierda, cuenta que la última vez que votó fue al poco de nacer “su Duna”. A
Duna se le escapa un ladrido cómplice al escuchar el cariñoso testimonio de su
dueño. Ella no lo recuerda, pero fue en el año 2008, “cuando Zapatero”.
En el banco en el que Paco lleva sentado toda la tarde parece
que el tiempo avanza más despacio de lo normal. Desde aquí se puede ver a una
señora. Con unas gafas de culo de vaso. Con un pelo más canoso que el de
Richard Gere. Con una cantidad de laca para echar a temblar a toda la capa de
ozono. Se dirige a toda prisa hacia el Divino Pastor. Lleva una marcha que ni
Paquillo Fernández. A medida que la distancia se acorta, va menguando el paso.
Falta poco para que cierren los colegios, pero todavía hay tiempo de sobra.
—No he venido esta mañana porque había misa.
Manoli es muy devota, según cuenta. Y la verdad es que nunca
falla en las grandes citas. Tampoco en las electorales. Quizás ahora se pueda
encontrar una respuesta a la gran pregunta. ¿Qué es votar? Votar es como dar
las gracias al Señor: es justo y necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario